martes, 24 de mayo de 2016

Las mujeres en el ámbito científico, tecnológico y de innovación: estudio CONACYT

Ciudad de México, 23 de mayo de 2016 (Conacyt). Las investigadoras Judith Zubieta García y Mónica Herzig Zürcher presentaron recientemente su publicación “Participación de las mujeres y niñas en la educación nacional y en el sistema de ciencia, tecnología e innovación de México. Evaluación nacional con base en el manejo de indicadores de equidad de género en la sociedad del conocimiento”, en la que desagregan datos en torno a las condiciones prevalecientes para que niñas y mujeres se desempeñen en el campo de la investigación y el desarrollo tecnológico (I+D), no solo a nivel local sino hasta regional, pues realizan comparativos con países como Colombia o Brasil, por citar solo algunos.

La doctora Judith Zubieta García es especialista en sistemas por la Universidad de Pensilvania, así como miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); por su parte, la doctora Mónica Herzig Zürcher es especialista en medio ambiente y recursos naturales con especialidad en biología y zoología de vertebrados; ambas con una visión muy clara sobre el rol de las mujeres dentro de un mundo mayoritariamente masculino, partiendo de sus investigaciones.

La Agencia Informativa Conacyt conversó con ambas investigadoras para hablar del proceso por el que atraviesa el país en materia de inclusión en el ámbito científico, tecnológico y de innovación y abordar su más reciente investigación, la cual contó con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo afecta que la ciencia y la tecnología sean predominantemente masculinas?

Judith Zubieta García (JZG): Afecta desde muchas maneras: la primera de ellas, y quizá la más obvia, es en términos de justicia. Que las mujeres no tengamos la misma posibilidad de elegir a qué nos queremos dedicar, como la tienen los varones, es un tema de injusticia. En términos de derechos humanos, se supone que hombres y mujeres debemos de tener los mismos derechos a la educación y a elegir el tipo de vida que deseamos construir para nuestro futuro. Sobra señalar que para la mujer, el de la ciencia, la tecnología y la innovación, tradicionalmente ha estado muy limitado.

Por otro lado, también afecta a la economía. Si las actividades científicas y tecnológicas tienen una repercusión en el Producto Interno Bruto (PIB), lo mismo que en el nivel de bienestar de la población, el que las mujeres seamos excluidas, sin duda reduce el impacto de ese desarrollo científico y tecnológico. También, en cuanto al “tipo de ciencia” que se puede hacer, hay costos asociados. La mirada femenina, el ojo femenino, en muchas ocasiones complementa la visión masculina, de ahí que podamos afirmar que estamos dejando de generar cierto tipo de conocimiento al hacer "ciencia masculina".

AIC: ¿Cuál es el papel actual de la mujer dentro de la ciencia?

JZG: Es un papel un tanto complicado por varias razones. En primer lugar, el papel principal es el de cualquier persona en I+D: generar conocimiento, difundirlo, formar nuevas generaciones; sin embargo, y de manera adicional a esas actividades (que también debieran estar haciendo los varones), nosotras —por ser menos— fungimos como modelos con la responsabilidad de “hacer visible” que hay mujeres que hacen ciencia, que hacen desarrollo tecnológico e innovación. Se puede decir que es una doble responsabilidad que se vuelve necesaria si queremos incrementar el número de vocaciones entre las niñas y jovencitas.

Ese rol de "modelos a seguir", desde luego que la mayoría lo asumimos con mucho gusto, quizás porque tradicionalmente corresponde con el estereotipo de la femineidad.

AIC: ¿Se necesita una orientación vocacional no sexista?

JZG: Desde luego que lo afirmo y lo confirmo. Lo que ha sucedido en México, por un lado, es que el rezago educativo ha limitado mucho nuestras posibilidades de contar con un sistema vigoroso de CTI; que la educación sea un derecho establecido en nuestra Constitución y que no se cumpla para los grupos marginados, las personas con discapacidades, para indígenas, para muchas mujeres, realmente es un obstáculo para nuestro desarrollo.

Pero además, la pobreza que va asociada a la falta de escolaridad o a una de muy baja calidad, también cancela posibilidades de futuro. Así, nos preguntamos, ¿cuándo podrá una niña considerar dedicarse a la física, a las matemáticas, una ingeniería o a cualquier otra ciencia si ni siquiera tuvo la oportunidad de terminar la secundaria? Así, la propia pobreza y los ciclos intergeneracionales de esta han ido evitando que mayor número de mujeres tenga la posibilidad de exponerse a la ciencia y después decidir si quieren o no dedicarse a ella.

AIC: ¿Cómo tendría que ser esta orientación vocacional y desde qué nivel escolar?

JZG: Desde la primaria, ¡desde luego! Es ahí donde se comienzan a perfilar las vocaciones. Hay una colega, Sonia Ursini, que trabaja en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), que ha hecho aportaciones muy relevantes a partir de investigaciones con niños de primaria, en particular, con el área de matemáticas.

Ella se ha dado cuenta que las niñas son a menudo excluidas en el salón de clase, cuando la materia que se está impartiendo es matemáticas. Por algún prejuicio inexplicable, no se espera que una niña tenga el mismo comportamiento, el mismo rendimiento y la misma facilidad o habilidad para las matemáticas que un niño de su misma edad.

Entonces, desde la primaria encontramos situaciones adversas que inhiben a las chicas con estas habilidades, esos gustos (...) los desarrollen y se sientan seguras, contentas por hacerlo. Pero nuestro país no es el único, infortunadamente, este es un grave problema mundial.



La doctora Zubieta cuenta con algunos trabajos en los que se refiere a “valores sexistas ocultos” en la educación. Algunos de los que mencionó son:

 -La limitación a las niñas para seguir sus estudios.
-Las imágenes estereotipadas de las mujeres en los libros de texto gratuitos.
-Mensajes subrepticios.
-La perpetuación de carreras más “afines” a la condición femenina.



La doctora Mónica Herzig Zürcher, con respecto a la publicación de su libro “Participación de las mujeres y niñas en la educación nacional y en el sistema de ciencia, tecnología e innovación de México. Evaluación nacional con base en el manejo de indicadores de equidad de género en la sociedad del conocimiento”, comentó.


Mónica Herzig Zürcher (MHZ): Hay una enorme cantidad de información en esta publicación, debo aclarar que no fue nada fácil encontrar todos los datos que nos hubiera gustado, que hay todos los problemas que llevan —por lo general— los estadísticos, uno de ellos: no son datos recientes, ya tienen más de una década de haber sido generados.

Pero hay otro tipo de información que permanece como literatura gris que no ha sido dada a conocer al público, que permanece en los escritorios de los investigadores y, en ese sentido, siempre tendrán huecos los datos que nosotros buscamos.

Desde ese punto de vista, cabe aclarar, la información es muy heterogénea. Llama la atención todo lo que tiene que ver con los aspectos económicos, sociales, laborales (muy importantes), los niveles educativos y las posibilidades de desarrollo, porque pueden existir mujeres, niñas o jóvenes que pueden tener desempeños muy buenos, niveles muy buenos pero que por cuestiones sociales, económicas, e incluso, en ocasiones políticas, no pueden desempeñarse y alcanzar todo su potencial.

Como una iniciativa que analiza los avances existentes en los últimos 15 años en el país, en términos del desarrollo en ciencia y tecnología, en ingenierías, en matemáticas, entre las mujeres y los hombres, proporciona un amplio panorama. Hay una gran cantidad de tablas, de gráficos que de alguna manera permiten hacer una lectura rápida de esta publicación.

Necesitamos adaptar y adoptar nuevos paradigmas educativos que nos permitan mantener la curiosidad en los menores, si queremos promover ciencia y tecnología en nuestro país, se necesita tener esa curiosidad por descubrir, por saber cómo funciona (un cómo funciona la mecánica cuántica, por ejemplo), enseñarles nuevos idiomas desde los primeros pasos en el sistema educativo.

AIC: ¿Esta publicación va dirigida a todo público?

MHZ: A todo aquel que esté interesado en saber cómo se ha dado el desarrollo, la evolución de nuestra sociedad en términos de equidad de género, de desarrollo tecnológico, de potencial económico, de salud.

Desde la iniciativa privada, pasando por las universidades y centros de investigación, aquí hay material para todos ellos, hay información interesante, comentarios críticos, hay esta identificación de dónde están las diferencias masivas entre un género y otro, e incluso, para los que trabajan a nivel comparativo, hay estadísticas sobre el desarrollo alcanzado en los diferentes países en los temas abordados en esta publicación.

Es una información que hay que utilizar ahorita que está "recién salida del horno" porque en un año o dos, esto ya cambió. Urge instrumentar los cambios, desarrollar los elementos de política en este momento, no podemos esperarnos más tiempo a que se resuelvan estas cuestiones. Estamos perdiendo un capital humano fundamental en cualquier sociedad. Tenemos que trabajar, hombres y mujeres juntos. 


La charla concluye con una cita textual de su publicación sobre alcanzar las metas del Plan Nacional de Desarrollo: “Tenemos que aprender a comunicar de manera coherente; participar con responsabilidad y reconocer plenamente que hombres y mujeres juntos tienen el poder de crear un mundo donde toda la humanidad puede esperar un mejor futuro. Un mundo en que la creatividad, la curiosidad, la confianza y el apoyo mutuo abran nuevos portales sostenibles para nuestro desarrollo. Un mundo en el que la gente desfavorecida pueda aspirar a tener mejoras reales que cierren, no solo la brecha de género, sino también todas las brechas que debilitan el magnífico tapiz de la vida”.