11 de octubre, 2016 (ONU). Mil cien millones de niñas son parte de una grande y vibrante generación mundial preparada para asumir el futuro. Sin embargo, la ambición por la igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pone de manifiesto las desventajas y la discriminación que pesa todos los días sobre las jóvenes.
Sólo un enfoque explícito centrado en la recopilación y análisis de datos pertinentes, desglosados por sexo, puede orientar las decisiones de política y programas fundamentales, así como medir y comprender adecuadamente las oportunidades y los desafíos que enfrentan e identificar y realizar un seguimiento para avanzar hacia soluciones a sus problemas más acuciantes.
El tema escogido para la celebración del Día Internacional este año es la Igualdad de las niñas = Logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Datos sobre la situación mundial de las niñas. Su progreso no sólo es bueno para ellas; también lo es para sus familias, comunidades, naciones y el mundo. Las niñas siempre han cambiado el mundo; esta generación puede hacerlo aún mejor.
Cuando invertimos en la salud, la seguridad y la educación de las niñas —tanto en tiempos de paz como en tiempos de crisis— les ayuda a hacer realidad sus sueños y a determinar sus propias vidas y sus comunidades.
Ban Ki-moon
Mensaje del Secretario General 2016
El tema del Día Internacional de la Niña este año se basa en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible: “Progreso de las niñas = progreso de los Objetivos: datos sobre la situación mundial de las niñas”.
El bienestar, los derechos humanos y el empoderamiento de los 1,100 millones de niñas del mundo son fundamentales para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Cuando acordamos esa Agenda, prometimos dar a las niñas una educación y unos servicios de salud de calidad.
Nos comprometimos a poner fin a la discriminación y la violencia contra las niñas y a eliminar las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil. Prometimos que nadie se quedaría atrás.
Sin embargo, con harta frecuencia, en las aldeas, los barrios marginales y los campamentos de refugiados de todo el mundo, las niñas se quedan atrás: no reciben alimentos nutritivos ni atención médica ni una educación de calidad y se ven expuestas a la violencia sexual.
Invertir en las niñas es una decisión correcta y a la vez inteligente, que puede tener poderosas repercusiones en todas las esferas del desarrollo e incluso en las generaciones futuras.
Pero lo que no se puede medir no se puede gestionar. Si no reunimos los datos que necesitamos, nunca sabremos si estamos cumpliendo lo que prometimos.
Tenemos que asegurarnos de que nuestras iniciativas están llegando a todas las niñas: las niñas que viven en la pobreza extrema; las niñas de las zonas rurales aisladas; las niñas con discapacidad; las niñas de las comunidades indígenas; las niñas refugiadas o las que han sido desplazadas dentro de sus propios países.
Los datos oportunos y de alta calidad son vitales para saber en qué ámbitos estamos cumpliendo nuestras promesas y en qué ámbitos nos estamos quedando rezagados.
Trabajemos todos con ahínco para contar a todas las niñas, porque todas las niñas cuentan.
Mensaje de Irina Bokova
Directora General de la UNESCO
Este año, el Día Internacional de la Niña está dedicado al problema del matrimonio infantil. Hasta la fecha, en todo el mundo, los avances en la eliminación del matrimonio infantil son demasiado escasos.
Cada año, 15 millones de niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años. En el mundo en desarrollo, 1 de cada 9 niñas se casan antes de los 15 años. Pese a que en muchos países se observa un aumento gradual de la edad media del primer matrimonio, esta evolución se ciñe principalmente a las familias con mayores ingresos.
El matrimonio precoz raramente es una elección. Es el resultado de un ciclo de transmisión intergeneracional de la pobreza, la exclusión, la discriminación y la violencia. Cuando se fuerza a una niña a contraer matrimonio siendo menor de edad, no solo se está comprometiendo su futuro, sino también el bienestar de comunidades enteras.
Las niñas que se casan antes de los 18 años a menudo abandonan la educación formal, con lo que privan a la sociedad de un potencial y una creatividad muy valiosos. Además, tienen más probabilidades de sufrir violencia doméstica, embarazos tempranos y muerte materna, lo que arroja una sombra sobre todo el mundo y nos debilita a todos como seres humanos.
Cada año adicional de escolarización aleja a las niñas de la pobreza, les brinda una red social y mejora sus expectativas en cuanto a sus opciones de vida. Y no basta con que estén matriculadas: debemos ayudarlas a mantener el rumbo hasta la escuela secundaria. Esa es la mejor manera de construir unas comunidades más sólidas y unas sociedades inclusivas y resilientes.
Si trabajamos juntos, este día puede marcar el principio del fin de prácticas nocivas como el matrimonio infantil. Es una cuestión de desarrollo y un imperativo desde la perspectiva de los derechos humanos.