Naciones Unidas, 24 de marzo, 2017 (EFE). La transición de las trabajadoras domésticas, en especial de las migrantes, de la economía sumergida a la formal fue por primera vez un asunto clave en la Comisión sobre la Condición de la Mujer que hoy concluyó su 61 sesión en Naciones Unidas.
"Se trata de un motivo de preocupación, puesto que muchas mujeres migrantes empleadas en la economía informal y en trabajos menos cualificados son especialmente vulnerables al abuso y la explotación", señaló la ONU en un comunicado tras dos semanas de discusiones en torno a la igualdad y los derechos de las mujeres.
Los miembros de la Comisión coincidieron en la necesidad de promover el trabajo digno y la atención remunerada en los sectores público y privado, de incrementar el suministro de protección social y unos salarios que garanticen un nivel de vida adecuado, y asegurar condiciones laborales seguras para las mujeres.
Asimismo, reconocieron las contribuciones positivas de las migrantes e hicieron un llamamiento a elaborar políticas con perspectiva de género que promuevan el empoderamiento económico de las mujeres con esta condición.
En su acuerdo final, los miembros de la Comisión se comprometieron a implementar políticas de equidad salarial a través del diálogo social, la negociación de los convenios, la evaluación del trabajo y las auditorías de salario por género, entre otras medidas.
"Esta comisión se ha involucrado amplia y constructivamente durante las últimas dos semanas en sopesar las maneras más efectivas de proporcionar cambios para las mujeres en el mundo del trabajo", explicó la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
En su 61 sesión, el evento ha contado con la presencia de representantes de 162 estados miembros, entre ellos 89 delegados a nivel ministerial.
Un total de 3,900 representantes de 580 organizaciones civiles se han reunido en Nueva York, provenientes de 138 países, para certificar la creciente fuerza y unidad de las mujeres en todo el mundo.