A pesar de llevar celebrándose el Día Internacional de la Mujer desde principios del siglo XX , lamentablemente, mucho es el camino que todavía queda por recorrer para que se pueda conseguir la plena igualdad entre géneros.
Con motivo de la celebración de esta jornada he querido traer al blog una curiosidad que aunque no tuvo lugar un 8 de marzo sí que está estrechamente relacionada con la lucha por la paridad y que se produjo en Islandia en la década de los años 70.
1975 había sido declarado por la ONU como el Año Internacional de la Mujer en Islandia, programándose para realizarse a lo largo del año una serie de actos que reuniría a las organizaciones de mujeres más representativas del país.
El 20 y 21 de junio se celebró un congreso en Reikiavik donde se debatió todos aquellos temas relevantes y se intentó buscar soluciones a las desigualdades que existían entre hombres y mujeres en cuestiones laborales, salariales y el ámbito doméstico.
Se tenía el convencimiento que el papel que desempeñaba la mujer en la sociedad islandesa no estaba lo suficientemente valorado, por lo que se instó a realizar una jornada en la que todas las mujeres se declararan en ‘huelga’, dejasen de lado sus obligaciones como esposas, madres, amas de casas y trabajadoras, para así ver el impacto que ese día denominado como “Women’s Day Off” tendría en la sociedad y economía del país.
Se escogió el 24 de octubre de ese mismo año para realizar el Día libre de las mujeres al coincidir con el ‘Día de las Naciones Unidas’, debido a que la ONU respaldaría plenamente esa jornada reivindicativa.
Y llegó aquel esperado 24 de octubre de 1975 y el 90 por ciento de las islandesas decidieron secundar el Women’s Day Off.
Los hombres islandeses tuvieron que hacerse cargo de sus hijos y las tareas domésticas por un día y la inmensa mayoría de éstos tuvieron que llevar a los pequeños a sus puestos de trabajo debido a que las escuelas y jardines de infancia estaban cerrados al trabajar en ellos solo mujeres que, evidentemente, no habían acudido.
Muchos fueron los hombres que, con tan solo un día ocupándose de las tareas que hasta aquel momento habían realizado sus esposas, se dieron cuenta realmente del valor del trabajo de estas. Lo mismo pasó en muchas empresas, donde muchas mujeres hacían trabajos que no eran lo suficientemente valorados, pero que sin ellas no pudo salir bien. El país se paralizó y todos fueron conscientes de ello.
Esa jornada sentó un precedente y concienció a gran parte de la sociedad tras poder ver cómo el país se había paralizado por completo a raíz del día libre que se tomaron las mujeres. Fue el primer paso para convertir a Islandia en el país más feminista del planeta.
Cinco años después, en 1980, Vigdis Finnbogadottir ganaba las elecciones generales y se convertía en la primera mujer presidenta de Islandia, cargo que ocupó a lo largo de 16 años. 20m