El 8 de marzo de 1857, cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York organizaron una marcha en contra de los bajos salarios (Los salarios que recibían las mujeres eran inferiores en un 60 ó 70 % a lo que percibe el hombre.) y las condiciones inhumanas de trabajo.
La policía dispersó a las manifestantes, que dos años después crearon su primer sindicato.
Desde aquel histórico 8 de marzo, la fecha ha sido un termómetro de la lucha de las mujeres por el reconocimiento en un mundo de hombres.
Uno de los acontecimientos mundialmente conocidos y realmente lamentable fue el sucedido en Nueva York el año 1908, en la fábrica Cotton Textile Factory de Washington Square, cuando un grupo de trabajadoras declararon una huelga en protesta por las insoportables condiciones de trabajo ocupando la fábrica.
Sólo pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical, reducción a las 10 horas la jornada, derecho a la lactancia y reducción de la jornada laboral.
El dueño no aceptó la huelga, cerró las puertas de la fábrica y le prendió fuego… murieron 129 mujeres.
En 1909 Nueva York fue de nuevo testigo de las protestas de 15.000 mujeres trabajadoras.
Bajo el lema “Pan y Rosas”, en el que el pan simbolizaba la seguridad económica y las rosas la calidad de vida, las mujeres extendieron sus protestas hacia el derecho al voto y el fin de la esclavitud infantil.
La segunda Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, en 1910, se celebró en Copenhague, Dinamarca. Allí, la alemana Clara Zetkin -integrante del Sindicato Internacional de Obreras de la Confección- demandó instituir un Día Internacional de la Mujer para reclamar los derechos políticos, civiles y económicos de todas las mujeres en el mundo y propuso que la fecha fuese el 8 de marzo. NMX